Lo reconozco, la he visto poco y se poco más que su nombre. Lo reconozco, pero su voz es de las
que te hace caminar. No reconozco ni a Antonio Orozco
si ella está dentro del coche, y reconozco que pagaría por poderla tocar. Lo reconozco, soy
de esos pocos que cree que
todo es posible, y reconozco que siempre pienso que
a mí no me puede pasar. De los
que escribe la carta y
no la mete en el sobre, han sido ya muchas hostias
las que me ha dado el azar.
Y cuéntame por qué, cuando menos me lo espero, cuéntame
por qué, cuando me he curado ya, la vida me depara otras sorpresas, la
niña va y me vuelve a atravesar.
Soy de esos tipos que siempre vive
enamorado de margaritas
que conviven en otros tejados, y no me canso de trepar por sus enredaderas, en algún sitio debe estar la flor de primavera.
Lo reconozco, me asusta un poco
soltar al aire un TE QUIERO, pero TE QUIERO quitar la ropa, pero TE QUIERO desnudar. Y desnudarte también es verte desde
otro tipo de espejo, otro reflejo
que nadie ve aunque sea de cristal.
Y cuéntame por qué, cuando menos me lo espero, cuéntame
por qué, cuando me he curado ya, la vida me depara otras sorpresas, la
niña va y me vuelve a atravesar.
Soy de esos tipos que siempre vive
enamorado de margaritas
que conviven en otros tejados, y no me canso de trepar por sus enredaderas, en algún sitio debe estar la flor de primavera.
Soy de esos locos que siempre
vive enamorado de Cenicientas
que conviven en otros tejados, y no me canso de esperar hasta
su medianoche, en algún sitio
debe estar.
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