sábado, 8 de noviembre de 2014

No basta sólo con querer


Conocer a una persona no es fácil.

Imagínate conocerla bien.

Cuesta, es difícil y se pasa mal. Pero merece la pena. Se nos viene a la cabeza la imagen de esa persona por la cual las has pasado canutas, has sufrido, has discutido, has reído y, por encima de todo, has estado ahí siempre. Pues como él o ella.

Conocemos a una persona y la situación es algo así como llegar a las copas de un amigo, llegar nuevo a clase, cruzarte con un amigo por la calle y que te presente en sociedad, y que se dé esta conversación:

“-Hola soy Fulano
-Hola, yo Mengana, encantada.
-Igualmente.”

No, eso no es conocer a Mengana.




Conocerla requiere tiempo, orden, dedicación y enfado tras enfado. Vas a discutir, y si no es que eres tonto. Vas a reír, y si no es que no la quieres. Vas a poner a tu orgullo por delante para más tarde tirarlo a la basura, y si no es que no te das a conocer. Vas a esconder secretos, y no hay un y si no en eso, lo vas a hacer sí o sí.

Conocer a una persona no es saber la tecla que hay que tocar  en el éste de su rodilla derecha para sus conseguir que se ría, el lunar perfecto en su dedo corazón de la mano izquierda o la uña medio rota de su pie.

Es mucho más que eso.

Conocer a una persona es como darle la mano.

Porque dos manos forman un puzle.

Conforme vas conociendo más a una persona, vas apretando más fuerte. Habrá manos que te gusten y manos que no, y no por eso son manos peores, simplemente es un puzle que no encaja.

El dueño de esa mano no es perfecto, pero a ti te gusta su mano.
Cuanto más tiempo pasas con ella, más te gusta. Y, de repente, como superar la barrera del sonido, haces ¡BOOM! Y entra en juego la confianza.

El propietario de la mano te va contando su mierda y joder, te gusta esa mierda. Tanto, que aprietas más fuerte, porque no te imaginas la vida sin esa mano, requiera lo que requiera. Y es entonces cuando te das cuenta de que el puzle antes estaba incompleto. Faltaban esos pequeños trozos de cada pieza del puzle que hacen que las piezas encajen entre sí. Son trozos deformes y feos comparados con el resto de la pieza, pero te encanta saber que están ahí, que sin ellos vuestras manos no encajarían nunca y acabarían resbalándose y perdiéndose por el camino.

Esos trozos son los defectos. Repelemos tanto los de algunos y nos gustan tanto los de otros...




Y es que no existe ninguna pieza cuadrada, porque no existe ninguna persona perfecta. Y si no existe ninguna, ¿de verdad crees que van a juntarse dos?

Por mucho que fuerces a juntarte con una persona, han de gustarte sus defectos.

Porque querer es poder, pero no basta sólo con querer.

Campeón, sal de esa ratonera en la que estás escondido y entérate: las cosas hay que ganárselas. Que querer poder es muy fácil, pero querer para de verdad poder es sufrido, costoso, caro y, sobre todo, recompensado.

Que por mucho que las piezas encajen, hacer un puzle de 10.000 piezas no lo consigues en dos días.

A currar.

Conoce a una persona, gánate sus secretos, conoce sus defectos y, después, hablamos de hacer o no hacer ese puzle llamado vida.


6 comentarios:

  1. Como todas las entradas anteriores, da que pensar.
    Chapeau. Sigue asi.

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  2. Espero que te dé que pensar mucho y obtengas buenos resultados!
    Gracias!!

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  3. Muy bueno!! esta claro que igual que Zamora no se conquisto en una hora y "Que por mucho que las piezas encajen, hacer un puzle de 10.000 piezas no lo consigues en dos días." Casi todo lo que merece la pena tarda en llegar. Como dicen: Deja lo mejor para EL FINAL.

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    1. Hay veces que de sobra sabes que va a merecer la pena antes de llegar. Y por eso curras como nunca lo habías hecho antes, por ese FINAL que te espera con lo mejor.

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  4. alguien que nunca se cansaria de leerte10 de noviembre de 2014, 7:10

    Hay veces que das la mano y te cogen el brazo y entonces ya no solo es genial, sino que encima es maravilloso. Ella debe de estar en una nube. Y desde luego detrás de esto hay una chica, que no hace falta tener muchas luces. Conoce a una persona, gánate sus secretos, conoce sus defectos y, después, hablamos de hacer o no hacer ese puzle llamado vida. Espero que lo hagas, y que sea con ella.

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    1. De verdad, de verdad, que yo también lo espero. No eres la única que quiere, pero claro, no basta sólo con querer, hay que actuar, y no siempre es fácil.
      Gracias, nunca me cansaré de escribir para gente como TÚ

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