Os debo una disculpa. No soy perfecto. Todos los humanos
cometemos errores, y yo he pagado por cada uno de ellos. En mis años de
servicio, he visto más de lo que tú nunca veras, más de lo que nadie debería
ver nunca. He intervenido armas de fuego, drogas, cuchillos y navajas,
defensas, bates y un sinfín de artilugios semejantes que podían haber resultado
mortales para alguno de tus seres queridos o incluso para ti mismo, pero nunca
sabrás porque estuve allí para evitarlo. He visto borrachos, drogatas y
conductores temerarios de todas las edades que hubieran sido peligrosos para
cualquiera en la carretera si yo no hubiera estado ahí para impedírselo. En muchas
ocasiones he puesto mi vida en riesgo con el tráfico rodado, que casi nunca
reduce la velocidad, y mucho menos se para a ofrecerte ayuda. He recogido
cuerpos destrozados en las carreteras pero también te he ayudado a cambiar la
rueda pinchada de tu coche. He estado en más peleas de las que puedo contar y
en más catástrofes de las que hubiera deseado. Las llamas de un incendio han
quemado mi piel y la sangre de una víctima, incluso de un compañero, han manchado mi uniforme
demasiadas veces. He visto casi cada tipo de muerte que pueda existir y más de
las que podáis imaginar. Debido a mis servicios, casi he muerto en varias
ocasiones y he perdido amigos y colegas. He caminado ese largo paseo hasta la
puerta para decirle a una madre, padre, esposa, hijo o familiar que su ser
amado nunca volverá a casa. He aguantado la agonía verbal e incluso las
amenazas de esa pobre gente que no puede aguantar su dolor y lo proyecta contra
la primera persona que puede, el mensajero de la noticia, yo. He visto el
maltrato y la violencia entre personas que un día se prometieron amor, entre
padres e hijos, entre hermanos y entre amigos. He visto los resultados de la
droga y de la violencia en los mismos ojos de la muerte. He visto los actos más
crueles y mezquinos del ser humano. He visto la enfermedad y la vejez, he
ayudado a levantarse al caído y he socorrido al enfermo. He ayudado a
ciudadanos y comerciantes que con derecho se quejan sobre su indefensión ante
los delincuentes. He escuchado los problemas familiares del vecindario sufridos
durante años, ahora se espera que yo lo solucione en minutos. Si fallo en mi trabajo, o aun sin
fallar, puedo ser fácilmente denunciado ante una justicia que no me ampara,
poniendo en riesgo mi trabajo, mi familia y mi propia vida. Puedo incluso
perder mi libertad, por una mala situación que puede requerir una decisión en
pocos segundos que a un Juez le llevara años tomar. He acudido a llamadas de
disparos, robos, violaciones, homicidios y cualquier posible crimen que puedas
nombrar o imaginar. He visto los ojos de un padre cuando la droga se ha llevado
a su hijo. He visto crímenes con los que nunca soñarías y nunca verías en
series ni películas de televisión. Sí, puede que le haya
pedido la documentación alguna vez mientras le indicaba que sacara las manos de
los bolsillos. O haberle sacado de su coche en plena noche mientras le indicaba
que mantuviera las manos a la vista. Incluso haberle pedido que extendiera los
brazos y haberle cacheado, todo ello sin motivo aparente para usted. Pero usted
no ha sido apuñalado en un descuido por no cachear a un ciudadano aparentemente
normal, ni ha visto como un compañero caía al suelo por no tomar medidas de
seguridad, tampoco ha ido a visitar a un compañero que se ha quedado inválido
al atropellarle un conductor que se dio a la fuga simplemente porque estaba
ebrio. He visto caras de niños que estaban perdidos y que mis colegas y yo
tuvimos el privilegio de devolverles a los brazos de su desesperada madre. He visto
hemorragias que he sido capaz de parar, corazones a los que he sido capaz de
dar una segunda oportunidad para volver a empezar y a las víctimas del crimen
que mis camaradas y yo hemos sido capaces de proteger. He sido insultado y menospreciado
por ciudadanos simplemente por no aparecer en menos de treinta segundos cuando
me han necesitado, a pesar de no haber podido acudir antes por estar
socorriendo a una chica que se acababa de intentar suicidar. He escuchado de
amigos y familiares como “la policía no hace nada” como “nos quedamos con droga”
como “maltratamos y torturamos a los detenidos” o como “llegamos tarde a
propósito”… he visto a mi esposa escatimar y arañar intentando sacar adelante a
tres niños con el sueldo de un policía. He visto a mis chicos aguantarse cuando
se dieron cuenta de que no podía ir a sus actos escolares porque “papá no tiene
un horario normal”. He visto también a mis chicos llevar una carga que no
deberían haber llevado, cuando uno de sus compañeros o amigos ha dicho que “todos
los policías son unos hijos de puta y deberían estar muertos”. He trabajado
noches, fines de semana y vacaciones, Nochevieja, navidad y hasta el día que
tuve mi primer hijo, mientras tú estabas cómodo y seguro en tu casa con tu
familia. Mi familia completa camino sin mí demasiado tiempo… tengo grabadas en
mi mente las caras de las personas cuyas vidas mis compañeros y yo salvamos. Sí,
tengo historias de éxitos… y de fallos. Tengo noches en las que no puedo
dormir, simplemente porque veo las caras de los que no puedo ayudar, porque no
llegue a tiempo o simplemente porque pienso en un “y si…” para cada caso que
fracasé. Y si usted nunca ve una milésima parte de esto, es porque la Policía
ha hecho bien su trabajo. Si cometo el más mínimo fallo lo pagaré dos veces y
aún así me pondré mi uniforme, mi arma y mi placa y saldré de nuevo. Porque es
lo que los profesionales hacen, porque YO SOY POLICÍA.
"Los policías
viven los veinte peores minutos de las vidas de otros".
QUE LINDO MENSAJE CON TU PERMISO HARE USO DE TUS BELLAS PALABRAS... UN CAMARADA POLICIA.
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