domingo, 10 de marzo de 2013

La belleza de lo sencillo.



Queridos lectores, voy a haceros un favor dándoos un “consejo” o ley de vida: a veces menos es más. Sirve para todo, desde la comida, los pequeños placeres, las mujeres, la diversión…  

Es verdad, una niña rubia, con taconazos, alta, tipazo, bien pintada, pelo largo y liso que cae como un río por su espalda descubierta por ese vestido ajustado con el que tanto triunfa en las fiestas, llama mucho la atención. Pero como dice la famosa canción: “La rubia es fenomenal, pero la morena tampoco está mal”. Una verdad como un templo. Que sí, que tener unos ojos verdes esmeralda que parecen retocados con un photoshop en vivo gusta mucho, pero los ojos oscuros enamoran. Sencillo, bonito.

Amor por lo sencillo
Y como con eso, con todo. Es muy divertido estar de fiesta, copa en mano, haciendo movimientos a los que algunos se atreven a llamar baile, y escuchar al Gambino de turno cantando cosas indescifrables y banales, con una música de fondo que tiene más de ruido que de música en sí. Pero no hay nada mejor que abrir el spotify, clickear dos veces en tu lista de acústicos y escuchar una voz bonita acompañada por solo una guitarra. No niego que de fiesta disfrute escuchando lo que me gusta llamar “musicote”, pero Fix You enamora. Sencillo, bonito.

Insisto, como eso, con todo. El otro día vi en casa una película de Richard Gere que se llamaba “¿Bailamos?”. Actuaba con Jennifer López, y trataba de un abogado que vivía en la rutina hasta que, a escondidas de su familia, se apunta a la escuela de baile donde trabaja JLo. Aprende a bailar tango y varios bailes y se apunta a un concurso. ¿Qué por qué me acuerdo ahora de esta película? Porque, a pesar de que no me gustó mucho la película, bailar esos bailes tan complicados, rápidos y hasta divertidos, mola, pero el abuelo que después de cenar utiliza ese tocadiscos que le regalaron hace casi medio siglo en su boda, ponga la canción que bailó esa misma noche, agarre con decisión la mano de su mujer, y bailen como hicieron la mejor noche de sus vidas, enamora. Sencillo, bonito.

Shall we dance?

Repito, como eso, con todo. Porque si eres una niña de entre 12 y 16 años, con un pavo de los que la gente ve y pregunta si tienes el corral entero, y te acabas de leer Crepúsculo, crees que lo bonito es ser un vampiro u hombre lobo y no asesinar a la gente porque estás reformado o lo que sea. No me parece mal que les guste, para gustos los colores, me parece estupendo de hecho, pero si quieres saber qué es el amor, o cómo se demuestra día a día, has de ver “50 primeras citas”. Que sí, que Christian Grey y todos sus fetiches sadomasoquistas que están de moda gustan, pero Adam Sandler enamorando todos los días a su mujer sin memoria a corto plazo, enamora. Sencillo, bonito.
Pensé que jamás diría ésto, pero: Adam Sandler enamora


No voy a parar, porque como eso, con todo. Yo también echo de menos el verano, el calor, salir de fiesta y no gastar un par de euros más para dejar tu abrigo en el ropero porque sales casi descamisado, despertar al día siguiente y descansar la resaca jugando al mus en la piscina, cogiendo color rojo para decir que ya será moreno y pecar de postureo máximo. Sin embargo yo también me pasé la Navidad mirando por la ventana y deseando que nevase, o despertar y pensar que ojalá esté todo blanco. Porque notar el césped de la piscina en los pies mola, pero ponerte las botas y pisar nieve virgen, enamora. Sencillo, bonito

Os lo voy a repetir, como eso, con todo. Porque menos es más. El otro día estuve en un cumpleaños, y en mitad de la fiesta pusieron en la televisión un fotomontaje con imágenes de la cumpleañera de pequeña, de mayor, de sus amigos cuando eran bebés, y actuales. 7 minutos de fotos, chulísimo, con musicote de fondo, fue divertido. Pero a mí esas fotos como que no me decían nada. Sí, esos detalles que hacen saltar las lágrimas a la anfitriona mola mucho, pero esa foto que tiene todo el mundo guardada en el móvil y que podemos estar mirando durante horas, y que jamás borraremos, enamora. Sencillo, bonito.

Las cosas tienen la importancia que les damos nosotros, y para mí lo más importante son las cosas sencillas, porque me enamoran. 

Sencillo, bonito.

martes, 5 de marzo de 2013

Efecto Búmeran

-Juguemos dos partidas más. 
-Solo una, que hay que madrugar.

La espera puntual en la puerta escolar, con un sandwich en el bolso para merendar y mil besos diarios que nunca fueron en vano, porque todos los guardo, son sus lecciones de enseñarme a amar.

Otra lección de manual: los enanos vienen y los mayores se van, y ella no fue una exepción. Mi horóscopo robó la pila de su reloj, prendida con dos baterías. La anatomía olvidó su pulsación...

Que levante la mano aquel que no llora al pensar en los platos que su abuela preparaba como nadie. El sabor del recuerdo es agrio y agradable, pero si duele es sinónimo de que un día sobraba alegría, y yo ahora pido una sonrisa por cada vez que sonreí.

Necesito un segundo...
Porque tú esta noche no verás anochecer, por mucho que el ocaso se anticipe a las seis. Abrázame fuerte, con tu beso en la frente, pero en tu bolsillo un billete de tren.

Por toda la gente que ya no está con nosotros, y por quienes daríamos nuestra vida porque recuperaran la suya.
Ojalá existiera un efecto búmeran, como el mar vuelve al mar.
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