lunes, 18 de noviembre de 2013

Y así estoy

¿Qué quieres que le haga si la vida me ha hecho llagas en la lengua?
¿Cómo hago que comprendas que lo que en ti crece, en mí siento que mengua?




Más bien dicho nunca has sido nada para estar en mi cajón. No te dejes engañar por esta pluma que en verdad pincha aceitunas y algún que otro corazón.

Si hay que acudir al matrimonio, yo me pido al demonio con sus patas de corcel. Que me gana en colmillos y en rabo, pero en cuernos yo le gano y se los enseño a poner.

Cada vez que parpadeo me enamoro y veo a una mujer de rojo. No ves que los andares más bonitos los agarro con los ojos.

Y aquí estoy con el beso endurecido, el alma de cartón y el corazón me lo han perdido. Me han endurecido el beso, el romance pierde peso y no le ciñen sus vestidos.

Ve y pregúntale a las calles, te dirán de mí un alarde por cada losa que pisé, y nunca hablarán de otras cosas que me han visto pisar. Cada esquina tiene una mentira ensayada que me enmascara, tengo un pacto con esta ciudad.

Si te soy sincero soy, un cobarde, un amante del desamor, una bata sin fraile, un don nadie, una cerveza sin alcohol. Por fuera soy grande, y de piel para dentro un insignificante peligro en extinción

Ahora tampoco digas que en un soplo tú me olvidas porque se que no lo harás, ya que no hay mujer vivida que por poco conocida yo pueda olvidar 

Y así estoy...



Si alguna vez te besé más de la cuenta, cuando yo cuento cincuenta tú le pones veinte más. Si me casé con tus besos oxidados por el humo del cigarro fue porque yo soy igual. Si me volví un adicto en serte compañía, quizá con demasía, al parecer eres mi cruz. Aún me acuerdo todavía que decías que sin mí, tú no eras tú.


Si no sé estar sin tus besos de soplillo, sin la falta de tornillos que tú me has hecho perder. Si no sé estar sin tu foto en el bolsillo, sin las yemas de mis dedos esculpidas en tu piel. Si no sabía hacer la O con un canuto cuando al fin te conocí, acariciándome la voz, en aquel viejo instituto, en los lavabos, tan pequeño y tan precoz.


Quiero ser fiel al manual de los excesos, besarte los besos, pisarte los pasos, llenarme los vasos de ti. Y cuando me mates, cuéntales que no fui bueno, que estaba muy negro por dentro y mi aliento alentaba a alquitrán y carmín. 

Si me he escapado ya diez veces este año de tus besos y arañazos, de tu sonrisa de carbón. Si regresé tantas veces de mi huida es porque el daño era aún más grande con la ausencia de dolor. Si me volví un adicto en serte compañía cada vez que regresé para jugarme la salud. Aún me acuerdo todavía que decías que sin mí, tú no eras tú. 


Quiero ser fiel al manual de los excesos, me dice que debes estarte más cerca que lejos. Y cuando me mates, cuéntales que no fui bueno, que estaba muy negro por dentro y mi aliento alentaba a alquitrán y carmín. 

Si alguna vez te besé más de la cuenta, cuando yo cuento cincuenta tú le pones veinte más...

lunes, 4 de noviembre de 2013

Yo para ser feliz quiero un camión.

Ahora que ha empezado, y avanzado, el curso y tengo delante de mí las asignaturas en las que estoy matriculado, puedo decir con sinceridad: “Me cago en la p…”. Es verdad, estudio magisterio y tengo asignaturas como música, educación física, matemáticas (obviamente dirigidas a niños de primaria),… Aún así, como que no me apetece mucho. Aparte de esas asignaturas tengo física, sociología, y una que me ha sorprendido bastante, aun que ya la hubiera cursado el año pasado: ética.



He de decir que el año pasado la cursé en inglés, pero digamos que la profesora es el claro ejemplo de profesional al que no quiero llegar a parecerme nunca en la vida. Quizá sea la nueva profesora, o el libro que me ha mandado leerme, pero este año veo la asignatura con distintos ojos.

Mucha gente diría que el libro, La Vida Lograda, es una especie de manual a seguir, o una opinión personal de algún subidito de tono que nos dice cómo actuar.

Mi opinión está lejos de eso. No digo que lo que lea en el libro sea la verdad absoluta, pero muchas cosas de las que dice son fruto de pensar objetivamente las cosas. Y así es como me gusta verlo a mi todo, pensándolo.

Las cosas no son lo que parecen a primera vista. Eso es una verdad como un puño. Por lo tanto, no podemos, o no debemos, actuar ante las cosas con el primer impulso que tengamos, porque aparte de ser una temeridad, existe la gran posibilidad de que nos equivoquemos. Al igual que esas cosas que a primera vista parecen otras, y si les echamos un par de vistazos más sabremos lo que son o nos acercaremos más a ello, con ese primer impulso que tenemos a modo de reacción, si lo estudiamos un momento y vemos si existe otro modo de actuar, seguramente la reacción que tengamos sea bastante más productiva y mejor en casi todos los sentidos.



Hasta aquí todo bastante lógico.

Esta teoría tumba por completo el sentimentalismo como forma de actuar. No debemos hacer lo que sentimos, si no lo que razonamos. Partiendo de esto, Kant formuló la pregunta de: ¿Qué debo hacer?

Parece una tontería porque todo el mundo se lo puede plantear día tras día en distintas situaciones, pero no me refiero a eso. Me refiero a qué debo hacer a lo largo de mi vida. Qué debo hacer para terminar mi vida y pensar: he logrado el objetivo al que toda persona quisiera llegar estando en mi lugar. Eso es lo que el libro de ética quiere decir con una vida lograda.




 Ese“objetivo”, por llamarlo de algún modo, es igual o debería serlo en todas las personas: la felicidad. El problema básico es diferenciar qué es la felicidad para cada uno de nosotros.

Alguno dirá que cuanto más dinero, más felicidad. Mal, eso está claro. Conozco a más gente de la calle muchísimo más feliz que muchas personas con mucho dinero. No puedo deciros si Bill Gates, Amancio Ortega o un jeque árabe son felices o no, porque también hay que tener claro que el dinero no es ningún mal, puesto que cuanto más tengamos, más podemos ayudar.

Para terminar, y no daros mucho la brasa sobre esto, una reflexión.

¿Y tú? ¿Qué necesitas para ser feliz? Yo para ser feliz quiero un camión. Parece que Loquillo lo tenía claro.



Muchos se respaldan en el amor, en la familia, en los amigos, y eso es realmente lo que yo opino que puede completarnos del todo, lo que puede ayudarnos a tener una vida lograda. Si la gente nos ayuda igual que nosotros les ayudamos a ellos, simplemente por el hecho de que nos da la gana ayudarles, porque deseamos su felicidad, nosotros recibiremos exactamente lo mismo.

Además, un bombero llegará a una vida lograda apagando bien los incendios, un abogado defendiendo buenas causas, un médico salvando vidas, un procurador… haciendo lo que haga un procurador. Una vida lograda es un cúmulo de pequeñas y grandes cosas que completan nuestra vida haciéndola, la de cada uno, singular por ser de cada uno pero especial y feliz en esencia.

Cada persona debe buscar aquello que le llevará a completar una vida lograda, cumpliendo bien con su profesión, con su deber en la familia, en la sociedad, y en el interior de sí mismo.



Nunca hay dos vidas iguales, pero sí pueden y deben darse miles de millones de vidas logradas.

P. D.: yo, para ser feliz, quiero terminar mi “bucket list” y dedicar mi vida a los demás. 

viernes, 13 de septiembre de 2013

De gilipollas va la cosa

Como comienza un nuevo curso, y la frase de absolutamente todo el mundo es la misma: "este año es el mío", voy a dar tres sencillos pasos para acercarnos a la madurez. Advierto, no basta con estos pasos, pero poco a poco.

-Paso número 1-

Gestiona tu presencia en las redes sociales. 

Es conocido por todos que todo el mundo tiene una página de facebook, una página de twitter, una página de tuenti -si vives en épocas arcaicas-, una de Google+ si eres un moderno de la vida, y hasta High5 si acabas de llegar en una máquina del tiempo desde el 2005.

También es sabido por todos que cuando estás en un proceso de ser elegido para un trabajo se te investiga un poco por las redes sociales y no solo trabajo, sino un montón de situaciones. Hay gente que piensa que ésto no está bien, pero por otro lado cuando conocemos a alguien lo primero que hacemos es mirar su facebook, lo único que quieres es asegurarte de que no es un asesino en serie, ni un psicópata, o que no le gusten las cosas raras... Lo que podemos llamar asegurarte de que es "normal". Por lo tanto, aun que seamos personas normales, tenemos que estar preparados a estar expuestos a este tipo de  personas en las redes sociales. Es decir, que nuestras redes sociales deben demostrar que somos normales y que no somos: el monstruo del vómito, el animal de las fiestas, el romanticón empedernido, el ligón bribón del Este...


Esto son cosas que si bien con 17 años te hacen gracia a ti y a tus amigos, cuando tienes unos pocos más nadie más debería de ver. También es cierto que cuando crece la gente empieza a subir fotos diferentes a facebook, pero no te olvides de que tienes las fotos viejas que nadie, nunca, borra. Así que si alguien está a punto de darte un trabajo, piensa que no solo va a conocerte a ti, también va a conocer a tu yo del pasado, al que todos odiamos y de quien estamos arrepentidos. Ya ni te cuento que hoy en día ni si quiera depende de nosotros las fotos que se suben a facebook, o sea, tú puedes controlar las que tu subes, pero no las fotos que suben tus amigos, esos cabrones incontrolables, en las que sales vomitándole en la cara a alguien, comiéndote a alguna tía horrible, o con alguna cara rara por tu estado de embriaguez.

Con todo esto quiero decirte que debes asegurarte de que tus redes sociales representan la persona que quieres ser frente a todas estas gentes que van a visitar tu perfil, ya sea familia, amigos, trabajo, o lo que sea.

Tienes que ser una persona normal y además parecerlo, no solo serlo.

-Paso 2-

Que no te intimide la gente glamurosa.

Hoy en día hay una palabra que se ha creado para definir a personas que intentan ser un poco pretenciosas en algunos campos, y es "posher". Esto viene a representar más o menos a una persona a la que le importan mucho las apariencias y quiere aparentar ser algo que no es. Es lo que antiguamente llamabamos un flipado de mierda. Con esto quiero decir que esto no solo existe en, por ejemplo, el mundo del deporte, que alguien se cree la máquina y que lo sabe todo. Hay gente que va de superelegante, gente que va de que sabe estar en fiestas y en eventos, o gente que sabe un montón de cualquier cosa. Y os digo una cosa, la mayoría de las veces la gente no sabe tanto como dice  ni es tanto como dice ser en otra cosa. A lo que quiero llegar con esto es que jamás te dejes intimidar por nadie que parezca que sabe más que tú, que parezca que está más cómodo que tú en alguna situación... Cuando llegues a la siguiente fiesta y te venga una tía megapreparada, que va de estupendísima de la vida, piensa para tus adentros mientras le miras a los ojos: "aquí vas de megapija pero sé que cuando llegas a casa te tiras unos pedos que tiemblan hasta las paredes, bitch."


Recuerda que las apariencias solo sirven para aquellos que no pueden ver más allá de ellas, así que vamos con el siguiente punto.

-Paso 3-

No dejes que nadie abuse de ti.

Creo que es uno de los mejores consejos que se le puede dar a alguien que esté pasando por la adolescencia o incluso en los veintitantos, porque hay tantas situaciones en la vida en las que alguien se aprovecha de nosotros, o nos trata de una forma mala y no hemos podido hacer nada, o no hemos sabido reaccionar, y lo que siempre tienes que tener en la cabeza es que nadie tiene derecho a tratarte mal o tratarte de menos, igual como veíamos en el punto anterior, pero ésto va más enfocado a cuando alguien intenta aprovecharse de ti, o tratarte como a una mierda en el trabajo para ganar posiciones...

En el momento en que notes que alguien está intentando aprovecharse de ti deberías, metafóricamente, meterle en una cápsula espacial y enviarle al planeta de los políticos, ese lugar en el que nunca acaban bien las cosas. Este es, como digo, uno de los mejores consejos que te puedan dar nunca. Estate atento: nunca dejes que nadie se aproveche de ti. Si tienes que decir no, lo dices rápido., si alguien se enfada, que se joda, así de claro. Y si alguien no te trata bien, no te trata como crees que te mereces, ya sea un amigo, una pareja, un jefe, un compañero de trabajo, un profesor... mándales a la mierda. Patada en el culo y lejos. Para algo hay siete mil millones de personas en este planeta, es para que podamos reconocer a la gente asquerosa y apartarla de nosotros con un palo y mirar a ver qué otra gente es guay.

Créeme que una patada en el culo a tiempo te va a ahorrar muchas gilipolleces.


Y hasta aquí tres pasos para acercarnos a la madurez. En resumen: no seas gilipollas en internet, hay mucho gilipollas suelto, y pateemos a los gilipollas.

viernes, 21 de junio de 2013

Al más puro estilo James Blunt



 Al igual que todos los años por estas épocas, comienza el veranito. No sé vosotros, pero yo tengo una canción con la cual relaciono el verano, una frase que uso en verano, un lugar que no puede faltar en mi verano, un libro, una bebida, un plan, una persona, dos o tres... Y ni que decir tiene que el verano es sagrado, lo que no puede faltar NO PUEDE FALTAR.

Por supuesto, la parte más esperada por todo el mundo cuando llega el verano no es otra que ese momento en el que tu amigo, amiga, hermana o primo se te acerca para decirte mientras te da un par de golpes en el costado:

¿¿Has visto el nuevo anuncio de Estrella Damm??


Nadie recuerda un verano sin haber imaginado previamente hacer un planazo como el del anuncio de Estrella Damm, o no al menos la gente de mi generación. Esos anuncios en los que un chaval llega a un sitio, conoce a una gente, liga y pasa el mejor verano de la historia. Hasta que llega el año siguiente y otro anuncio de Estrella Damm iguala su verano.

Nunca se me olvidará el primer anuncio de este tipo, al ritmo de Billie the Vision and the Dancers. Grandísima canción que hasta ese momento no conocía nadie. Tampoco falta esa persona que the hizo conocer el primer anuncio y, al menos en mi caso, siempre, todos los veranos, te lo recordará, aunque tú ese verano hayas visto el anuncio un mes antes, él te hará saber que el primero de todos, te lo enseñó él. Un tío muy grande.

Por culpa de estos anuncios los veranos nunca cumplen nuestras expectativas, aunque hay algo que siempre, siempre, SIEMPRE, nos acompañará tanto a ellos como a nosotros. La cervecita. Nunca falla. Bueno, sí. Algunas seréis más de tinto de verano, lo respeto, pero no sabéis lo que os perdéis. Terracita en la playa, o en el campo, gafas de sol, sombrero comprado en un mercadillo y que perderás ese mismo verano en el mar, chanclas, camiseta de algún concierto, país o publicitaria, bañador, y cerveza. Otro rollo.

Y esque no podemos perder el postureo que todos llevamos dentro. Estemos donde estemos, vayamos con la familia o con amigos, conociendo "siquiyah en Cai", tomando el sol en una playica murciana, o comiendo pulpo a la gallega en Noia, tenemos que ser unos posturitas.

Tenemos que llenar el instagram de fotos en bañador, fotos de nuestros pies con la piscina de fondo, con etiquetas como: #Instapic #Veraneo #Piscineo etc...




Tenemos que demostrar a nuestros amigos en twitter que nuestro verano está siendo, al menos en ese preciso momento, el mejor verano de la historia. Ya puedes haber discutido con tu madre, haberlo dejado con tu novia, que te haya rechazado una niña en la playa, o haber acabado con el bañador por los tobillos saltando de cabeza en la piscina, que tú subes tu tweet de veraneo con foto incluída para dar envidia a los demás.

Para terminar dejaré claro mis partes del verano imprescindibles.

Para empezar, mi canción del verano es de James Blunt. Stay the night, quien no la conozca, que se la ponga hoy mismo y durante el resto de veranos de su vida. Por supuesto buscad el vídeo, después oiréis la canción y lo visualizaréis siempre. Ni que decir tiene que la de cada verano de Estrella Damm tampoco puede faltar, porque el anuncio de este año ha flojeado un poco pero solo por tener una canción de Love of Lesbian está al nivel de los demás.

Una frase para mi verano es: Aire, Sol y Playa. Aunque este verano no pise la playa. Nada mejor que notar el aire dándote en la cara, que te empuje, mientras estás tirado en tu toalla sintiendo a Lorenzo quemandote la espalda.

Un lugar, sin duda alguna, es mi pueblo. Hoyo de Manzanares. Aunque es cierto que no voy muy a menudo, y si esto lo lee algún hoyense puede corroborarlo, es de mis planes favoritos. Piscineo por la mañana, comer, piscineo y mus por la tarde, cenar, cerveza, dormir. Más descansado imposible.

Y junto a Hoyo, están los hoyenses, las personas que en mi verano no pueden faltar. Si les veo poco durante el no-verano (las estaciones que no deben ser nombradas hasta dentro de tres meses), es imprescindible cansarme de sus caras durante este tiempo. O les mato, dicho queda.


Un libro es el de el Médico, de Noah Gordon, el cual me leo en verano y en no-verano unas cuantas veces. Simplemente perfecto, se lo aconsejo a todo el mundo, aunque no apto para menores ni debiluchos.

Y obviamente, una bebida, no puede ser otra que mi gran amiga y compañera (parezco un maldita adicto) la cerveza. Fresquita y en jarra mejor, pero un botellín nunca viene mal.

Para despedirme, os dejo unas frasecitas que muchos reconoceréis, y si no, no habéis veraneado demasiado:

"Lo bueno nunca acaba, si hay algo que te lo recuerda".

"A veces lo que buscas está tan cerca, que cuesta verlo".

"A veces lo normal puede ser extraordinario".

"Cuando amas lo que tienes, tienes todo lo que quieres". 

"Todo depende del cómo, y el cómo sólo depende de ti".


jueves, 30 de mayo de 2013

Si yo fuera tú...



El otro día me ocurrió algo curioso. Salí de fiesta -no, no es lo curioso, aunque sí, llevaba mucho sin correrme una buena juerga y ya tocaba- y escuché a un chaval de  mi edad aproximadamente intentando convencer a una niña de por qué debería irse con él. Hasta ahí todo “bien”, entre comillas porque me parece algo triste dar motivos o explicaciones de esas cosas, pero bueno nada de maldad y muchas risas. El punto clímax de la conversación y por el cual yo me fijé en ese chaval tan memorable fue cuando le escuché decir, bastante convencido: “mira guapa, yo si fuera tú, saldría conmigo, pero como tú veas”. Ahí ya mi risa no pudo ser más cantosa, pero gracias a Dios la música hizo que no me prestara atención el chaval en cuestión, bastante grandote.

Voy a intentar hacer que visualicéis la situación tal y como yo la viví.

Imaginad a un tío grandote, de 21 años, cachas de gimnasio, dietas de batidos y proteínas –y me arriesgo a decir que esteroides a juzgar por el volumen y el tono de voz parecido, obviamente exagerando,  a Mickey Mouse- sin cuello y con el pelo bastante corto o rapado, una mezcla entre un “cani” y un militar. Él llevaba más escote que ella, probablemente porque también tenía más talla de pecho, y unos vaqueros ceñidos que, mezclados con los esteroides, le van a dificultar bastante una futura e hipotética paternidad. Además, hablaba con ella con un tono juguetón, vestido con una sonrisita pícara que toda la discoteca sabía qué significaba, y su enorme mano derecha no dejaba que la niña se alejara a una distancia mayor que la de su brazo, casi más ancho que largo.

Creo que con esta imagen podéis visualizarle mejor
 Ella, una niña bajita, de aproximadamente metro sesenta, unos 18 años recién cumplidos, si no se había colado ilegalmente en la fiesta, con pinta de ser la primera vez que salía por la noche a un sitio así, ya sabéis, exageradamente arreglada, vestido ceñido, labios rojos que dan miedo, tacones que la elevaban al metro setenta y pico, con ojos de quiero divertirme pero no me gusta este juego, y una cabeza del tamaño del bíceps de su compañero de… llamémoslo baile.

Por la situación, ellos no se conocían de antes, él no paraba de enseñar “musculitos” y ella de reír torpemente mientras rogaba al cielo que una de sus amigas la sacara de ahí, todas habréis vivido esta historia alguna vez. Él insistía a invitarle a una copa, y ella –tonta en mi opinión- rechazaba la invitación alegando que no quería beber porque dormía en casa de una amiga.

Cuando el chaval cayó en la cuenta de que la niña le estaba haciendo una pre-cobra, es decir una cobra antes de que él le entrara, una cobra a sus palabras, una cobra a sus ideas y a su forma de ser, fue cuando soltó la frase lapidaria que recordaré toda la vida, y si no ya tengo este blog para releerla: “mira guapa, si yo fuera tú, saldría conmigo, pero como tú veas”. Es decir, tengo ahora mismo la autoestima por los suelos y me hago el duro diciendo que soy el chico ideal después de haberte comido la oreja durante media hora sin ningún fin, pero haciéndome el indiferente diciendo que te lo dejo a tu elección. Lo siento chavalote, es muy triste, pero gracias por inspirarme para el blog, andaba algo estancado.

Todo el mundo ha pasado por ésto
 El caso es que el colega este me hizo pensar que tampoco se equivocaba del todo. Me aclaro, anda muy equivocado respecto a cómo tratar con las personas, cómo vivir la vida, cómo respetarse a uno mismo, etc. Pero hizo que me diera cuenta de que en una relación, uno debe venderse a otra persona, debe hacer como el colega, salvando las distancias, y convencer a la otra persona de que yo soy ése que andas buscando. Las distancias que hay que salvar con el caso de ese gallito de gimnasio las voy a visualizar con el ejemplo de un trabajo en el que alguien quiere ser contratado. Primero, exiges un mínimo nivel de estudios, un canon dentro del cual debe estar el interesado. Si tiene algo de experiencia, mejor. Después de saber que cumple esas características, se debe entrevistar a la persona, saber si es el tipo de persona que quieres para tu empresa, si cumple los requisitos mínimos como persona para que represente una parte de tu empresa. Después, se debe llegar a un acuerdo, el interesado ha de manifestar sus preferencias de trabajo, de horarios, de disponibilidad y de asentamiento. Cuando el contratante ha terminado de decir lo que busca, tú debes mostrarle a él qué es lo que le ofreces, lo que puedes darle, desde una oficina propia con contrato fijo, hasta un cubo con una fregona con contrato de prácticas semestrales. Cuando ambas partes del contrato llegan a un acuerdo, se firma, y esas personas empiezan a trabajar juntas. Sí, juntas, porque no soy muy partidario de jefes ni de trabajar para alguien. Yo soy más de líderes que trabajan juntos.




Mmmm... ¿está seguro?


Vamos a traducir ésa metáfora.

Para empezar, todo el mundo tiene unas exigencias mínimas, o unos gustos sin los cuales una persona no puede atraerte ni al comienzo. Si esa persona los cumple, pasamos al siguiente nivel. Has de conocer a esa persona, debéis hablar, conoceros y saber lo suficiente el uno del otro para poder sentir realmente algo mutuo, porque sentir algo por un desconocido es utópico y normalmente doloroso. Debe cumplir como persona y tener unos valores que se ajusten a los tuyos y a lo que tú buscas en tu “compañero de baile”. Una vez conocida como persona, has de saber cómo es como pareja. Es decir, debes saber qué exige él o ella del otro, qué va a dar en una relación y cómo va a ser el “cambio”. Una vez sabido, y si todavía quieres estar con esa persona, tienes que cerciorarte de que sabe lo que le ofreces tú. El mismo paso de antes pero a la inversa, porque es un trabajo en equipo, nadie contrata a nadie fuera de la metáfora. Además es importante el tipo de contrato, fijo o indefinido. Porque antes de empezar una relación, hay que compartir esa idea. Si uno va dispuesto a “firmar” algo fijo, y se encuentra con algo indefinido, volvemos al dolor. Si los dos quieren algo indefinido, bien, y ya se renovará el contrato si ha ido bien, y si los dos quieren algo fijo, mejor, fijo no significa indestructible tampoco. Tampoco existen los jefes en las relaciones, nadie trabaja para nadie, ninguno cumple órdenes. Trabajo en equipo. 

El caso del matrimonio es distinto, aun que a veces disimulen, siempre mandan ellas.

Por último, como sé que, a pesar de haber dicho que todo el mundo tiene exigencias mínimas, no todos las tenemos, lo cual es una pena porque significa que muchos salen o se lían con lo primero con curvas que pasa por su frente, quería decir a algunos que las niñas no son fáciles, que tienen sus manías y es difícil quererlas. Eso sí, una vez que la quieres, todo es sencillo de nuevo.

Como sabiamente dijo la madre de Richard Castle, famoso escritor protagonista de la serie Castle: Todas las mujeres del mundo tienen algo de sí mismas que odian a muerte. Manos pequeñas, pies muy grandes, pelo muy liso, muy rizado, orejas muy grandes, el culo muy caído, la nariz muy grande... Y, ¿sabes qué? Nada de lo que digáis puede cambiar lo que sentimos. Lo que los hombres no entienden  es que la ropa, los zapatos y el maquillaje, esconden los fallos que creémos tener, y nos hacen creer que estamos más guapas, y eso nos hace estar más guapas para los demás.

Tras esta reflexión, he de avisar, yo si fuera tú, leería la letra pequeña.

jueves, 23 de mayo de 2013

Si.

Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa;
si puedes confiar en tí mismo cuando los demás dudan de tí,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduria...

Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso (desastre)
y tratar a estos dos impostores de la misma manera;
si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho:
tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas...

Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto La Voluntad que les dice "!Continuad!".

Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud 
o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser;
si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte,
si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.
 Poema del autor Rudyard Kipling
 
"El motivo de haber puesto una entrada con este poema no es otro que, ademas de porque me gusta bastante, porque lo tenía enmarcado en su cuarto el reciente fallecido Juan Antonio Olazábal (JAO). Este es mi pequeño homenaje a una persona de la cual, sin llegar a conocerla, sé que tenía mucho que aprender".

jueves, 16 de mayo de 2013

Gente buena por mérito propio.

Debemos darnos cuenta de que la vida no nos la hemos ganado. Nadie ha hecho méritos para haber nacido, por la simple razón de que no habíamos nacido. La vida es un regalo. Pero no nos confundamos, el regalo es estar aquí, no el ser quien somos. Ser quien somos es un regalo nuestro, de nosotros mismos, a nuestra persona. Es verdad, los padres, acompañados de profesores y más familiares, nos ayudan, o deberían hacerlo, a modelar nuestro carácter y a enseñarnos unos modales y una educación que, en medida de lo posible, chupamos como una esponja y forma la base de quien somos. Sin embargo, es mérito nuestro en gran medida el ser como somos, porque podemos hacer o no hacer caso de lo que nos dicen desde pequeños. Porque la libertad es algo innegable en todas las personas, al menos en la forma de ser y de pensar. Así que por agradecimiento, al menos por esa razón, debemos ser conscientes de que si no hemos hecho nada por estar donde estamos, tenemos la obligación moral de ser buenos para con los demás. De mostrar educación, modales, saber estar, y por supuesto saber ser. Ser buena persona, darse a los demás, no hacer el mal por el mal sino el bien por el bien. Quizá por esta filosofía que tengo es por lo que me gustan tanto todos los anuncios de Coca-Cola.


 
Pensaba que nunca diría esto, como me ha pasado muchas veces con varias cosas, pero he de reconocer que Melendi me ha dado una lección, y no solo eso, además me ha hecho reflexionar. Por todos es sabida, y si no lo es aquí os lo confieso, mi afición acérrima por Melendi, por sus canciones, su música y, por qué no, su forma de ser. El caso es que el otro día fui a un concierto que dio en el Palacio de los Deportes de Madrid, y entre canción y canción dedicaba unos momentos, como cualquier artista, a dedicar la siguiente o a contar alguna breve historia. Hubo tres momentos estelares para mí gusto. El primero es el evidente, dedicarle una canción a las víctimas del Madrid Arena, y “sobretodo” a Belén Langdon, porque sus amigas se lo pidieron y estaban todas en el concierto. El segundo fue el momento en el que se cagó en “los hijos de la gran puta”- palabras textuales- de los que abusan o maltratan a sus mujeres e hijos, explicando la canción de La tortura de Lyss, de su nuevo disco. El tercero, que es el que quiero realzar, es cuando contó su salida de las drogas, diciendo que él se hacía daño a sí mismo, por lo obvio, pero sobretodo a sus padres. Nos citó una frase que le decían sus padres: Ramón, cuando seas padre- aquí todos, o al menos yo, pensamos “comerás huevos”- entenderás el daño que nos estás haciendo.



Olé por los padres de Melendi. Dejaron claro que si tú te drogas, drogas a los demás. Metes en el mundo de las drogas a tus padres, hermanos, amigos… Pero no quería meterme en el tema de los vicios, si no en el tema de ser de un modo u otro.

Si tú vas por la vida siendo buena persona, te recordarán como una buena persona. Si las niñas que conoces piensan: “quiero casarme con alguien así”, es porque estás haciendo las cosas bien. Que les gustan los chulitos es un mito, ¡falso! Bueno, rectifico, a partir de los 16 es falso. Si eres un cabrón, un chulo, y un prepotente, tus padres te van a ver como un cabrón, un chulo y un prepotente, y educarás a tus hijos como un cabrón, como un chulo y como un prepotente.

Si te recuerdan como una persona respetuosa con los demás, que vive para sus amigos, amigas y familia, y en resumen una persona generosa, tus padres serán generosos contigo, y te verán tal y como eres. Y educarás a tus hijos de forma generosa, y el mejor modo de educar es mediante el ejemplo, así que verán la generosidad como un modo de vida, como EL modo de vida. Un vídeo para enseñaros quizá de un modo drástico pero, en mi opinión, directo y eficaz, que no me invento lo que digo: 



Incido, la vida es un regalo, no seas el tonto que la desperdicia. A la buena gente es a la que más se recuerda el día de mañana, y de quien más podemos aprender durante nuestras vidas.

domingo, 12 de mayo de 2013

Determinación



Es posible que lleves tiempo pensando que no sabes qué hacer con tu vida, que no sabes hacia dónde quieres ir, pero que pase lo que pase quieres tener éxito. Vamos a hablar sobre  el éxito. Prácticamente todos los días me llegan mensajes de gente que dice: “tengo que elegir carrera y no sé qué hacer. Quiero tener un trabajo de éxito y que me dé dinero, pero no sé qué es lo que tiene más salidas…”. Este es el comienzo del camino hacia el fracaso. ¿Qué es lo que quieres hacer? ¿Qué es lo que te apasiona? Ves gente con trajes y dinero, y con trabajos estresantes y crees que eso es éxito. Eso no es éxito. Lo único que quieres entonces es dinero, y nadie va a poder ayudarte con eso porque, permíteme que te lo diga, todo el mundo quiere dinero, eso no te hace especial. A pesar de todo eso hay gente que tiene objetivos, tiene metas, sueña con cosas… Pero no paran de ponerse excusas. “No sé lo suficiente… Hay mucha crisis… No tengo dinero para arrancar este proyecto… No tengo recursos…”. Esto es todo mentira. El recurso más importante para hacer cualquier proyecto está en tu cabeza. 


¿Sabes por qué se paga tanto por la gente con ideas? Porque no se pueden producir en masa. No importa cuánto dinero tenga una persona, ese dinero jamás será capaz de producir las ideas geniales que tu mente puede crear en una habitación que está vacía. Y si lo intentas, y tienes una idea, y sueñas con ella, te van a decir que es imposible. Que seas realista. Incluso igual tú mismo te llegas a decir que seas realista, que no se puede hacer. ¿Cuánta gente que ha tenido éxito en su vida ha sido realista? La persona que decidió que iba a poner un barco de metal gigante en el agua y que iba a transportar a gente, no estaba siendo realista. La persona que inventó internet, un medio de comunicación que conecta de forma invisible a todas las personas del mundo, no estaba siendo realista. ¿Por qué querría alguien ser realista? Si en el momento en que desechas tu idea y abres la puerta a ese “ser realista” estás aceptando y haciendo posible que esa idea de imposibilidad se cumpla. Pero bueno, tampoco te engañes pensando que el éxito es tan solo una idea, solo un sueño. Alguien muy sabio dijo una vez que el éxito es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración, es decir, de esfuerzo. Esto quiere decir con otras palabras que el trabajo duro vence al talento cuando el talento no se está esforzando. Existe un defecto generalizado que consiste en no saber diferenciar entre talento y habilidad. El talento es algo con lo que nacemos, la habilidad es algo que se crea con determinación y con horas y horas de dedicación a lo mismo. Y no importa cuánto talento tengas, tu talento te va a fallar como no pongas en práctica tus habilidades. Hay muchísima gente genial que se acomoda en ese talento y no tiene talento en un campo, porque eso no es suficiente. Tienes que pararte y pensar: “¿cuánto deseo esto? ¿Cuánto quiero llegar a esta meta y cuánto estoy dispuesto a dar para cumplir este objetivo?” Porque esto es lo que te vas a tener que recordar constantemente para cumplir este objetivo. 


Piensa que en el camino la competencia va a ser brutal. Mientras estés durmiendo va a haber alguien que esté trabajando para ser el mejor en lo mismo en lo que tú quieres tener éxito. Mientras estés descansando o aireándote va a haber alguien que va a seguir trabajando en lo mismo en lo que tú quieres tener éxito. Y si no estás dispuesto a poner todo ese esfuerzo, quizá simplemente no hayas sido sincero y esa no es la meta a la que quieres llegar, quizá no es el objetivo al que querías llegar, porque si lo es te aseguro que te vas a esforzar, vas a trabajar todos los días como si fuese el último día en el que puedes trabajar en eso. Como si no tienes más tiempo y está toda la gente en tu nuca gritándote que es lo que tienes que hacer. Así que deja de culpar a toda la gente que tengas a tu alrededor de tu falta de éxito, deja de pensar que tienes mala suerte, deja de creer que el universo está en contra de que tú consigas algo o de que hay alguien que está dispuesto a hacer lo que sea para que no llegues a conseguirlo, porque sinceramente todas son mentira, y todas son verdad en la medida en que nosotros permitamos que lo sean. Si quieres algo, hazlo. Haz todo lo que esté en tu mano, cada hora, cada día, cada semana para conseguirlo. Dicen que el precio del éxito es altísimo, pero es que la recompensa también. Que si te arriesgas lo puedes perder absolutamente todo, pero también vas a ganar un montón de cosas mucho más importantes que las que vas a perder. Deja de lado la negatividad y deja de ponerte excusas para no salir de tu zona de confort. Deja de decirte que ya lo harás, ayer era tarde. Ya tendrás tiempo después de volver, cuando lo hayas conseguido, y decirles a todos los que te están diciendo que no es posible que ya lo has hecho. 


 Si necesitas un consejo para saber qué es lo que puedes hacer, decídelo tú. Nadie mejor que tú puede decidir qué es lo que puedes hacer y qué es lo que vas  a hacer. Y sobretodo ten un montón de paciencia, siempre ten paciencia hagas lo que hagas. Las películas con sus pequeñas secuencias de 30 segundos en las que pasan meses y alguien consigue algo han hecho que tengamos la idea de que las cosas se consiguen en tres días, y que si en tres días no lo has conseguido, lo tienes que dejar porque va mal. Las cosas requieren muchísimo tiempo y muchísimo esfuerzo. Y como no estés dispuesto a hacerlo, no lo vas a conseguir, te vas a quedar en esa mediocridad de pensar que lo podrías haber hecho pero nunca llegaste. Alguien a quien admiro mucho, en una entrevista, dijo que no intentes construir un muro. No te digas a ti mismo: “voy a construir el muro más increíble y más impresionante que se ha contruído jamás”. En vez de eso di: “voy a colocar este ladrillo de la forma más perfecta que se puede colocar un ladrillo”. Y haz eso todos los días. Así es como se contruye un muro.

Solo te hace falta un momento de locura y de decir “lo voy a hacer”, porque en el momento en que tú decidas que vas a hacer algo, es el momento en que lo vas a hacer realidad. 

by: Luzu
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