martes, 12 de febrero de 2013

Se busca para no soñar.

Soñando despierto, dejo la imaginación ir por libre, y empiezo a canturrear la canción que oigo a través de mis auriculares. Es Pereza. Windsor a estas horas, bestial. En realidad me parece bestial a cualquier hora del día, así que instintivamente activo la opción de repetir canción. De pronto, me dejo llevar por la frase que ha marcado mi día: se busca para no soñar chica guapa y muy caliente. De hecho no me he quedado ni con la frase entera, solo "se busca para no soñar". Al principio me ha hecho gracia, y habré escuchado esta canción centenares de veces. Después, me ha hecho pensar. Si buscas algo, a alguien, es para soñar con ello. ¿Cuál es la gracia de pedir, de desear algo, si no es soñar con ello? Después he comprendido que, decepción tras decepción, los sueños van disminuyendo. Que pueden disminuir hasta el punto de desaparecer, de buscar algo para no soñar con ello, o directamente no soñar con encontrarlo. Entonces, ¿qué busco yo para no soñar? Sí, puede que haya llegado ya a ese punto, no debería soñar mucho. Martin Luther King sí soñaba, y eso sirvió para bastante, es un modelo a seguir. Pero no, no voy a soñar. ¿Qué busco yo? ¿Cómo debe ser con quien yo quiero no soñar?

No es que tenga una lista. De hecho, como no la tengo, voy a hacerla.

Sin duda, debería ser fiel. No me refiero a fiel conmigo, que también, sino con sus amigos y familia. Me gustaría que fuera guapa, y con una espalda bonita. Una chica lista, de esas que sacaban los cursos sin notazas pero con buenas notas sin tocar un libro y que había en todas las clases, envidiadas en época de exámenes. Siendo guapa y lista, no quiero que se lo tenga creído. Los humos subiditos, a otra parte. Humildad, por favor. No puede ser de esas que se llaman feas a sí mismas para recibir el piropo de los demás, eso no es humildad.
Yo no puedo vivir sin reírme, me parece desperdiciar una vida, por lo que debe ser graciosa, sin pecar de pesada y cansina. Gracia natural. Y nada me gusta más que una chica extrovertida y alocada, pero sin pájaros en la cabeza. Una chica simple.
No quiero cualquier fresca, ni una estrecha de las de candados en lugar de botones y cremalleras. Me gustan las aventureras, que digan no a la rutina, y queda prohibida la indecisión. Que sea directa y valiente con lo que piensa y para con lo que cree, sin cerrar la mente a otras ideas. Responsable como para saber comprometerse con las cosas, madura para diferenciar momentos de seriedad, e infantil como para bromear a gusto, sin ser muy niña.
No me gustan los celos, pero tampoco el pasotismo. Los celos deben terminar antes de que pueda tan siquiera plantearme que exista una obsesión. Y, por supuesto, que sea feliz, pero con los pies en la tierra. Porque happy no es sinónimo de hippie. Si le pasa algo, que me lo cuente, pero sin querer llegar al victimismo. Por último, diría que la reciprocidad es la base, que ambos sepamos  que lo que damos, lo estamos recibiendo.


Lo sé, sé que he empezado diciendo que no iba a soñar, y que el resultado ha sido algo utópico. Debe ser que queda esperanza en mí, pero ya he dicho que Martin Luther King es un modelo a seguir. Así que sigamos soñando.



Despertemos y luchemos por nuestros sueños, no los abandonemos como si fueran algo inalcanzable.

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