Si estás luchando por algo y lo
que ocurre más a menudo es que tu almohada acaba bañada en un mar de lágrimas
rotas, si algo por lo que luchabas ha llegado a su fin y te has sentido tan
impotente que has necesitado días y días de desconexión con el mundo, si crees
que has dado el 100% en algo que ha resultado no dar ningún fruto, entonces,
¿por qué sigues luchando?
Y si no luchas, ¿por qué sigues
pensándolo? No es rendirse, es poner cabeza a un asunto en el cual no cabe ya
un corazón. Ha terminado, espero que hayas disfrutado del vuelo, que hayas
aprendido un millón de cosas y cerrado otras tantas cicatrices, y las que
quedan ya se cerrarán, pero no te quedes llorando sobre ellas.
No te arrepientas, pero tampoco
te obceques en algo del pasado, porque a lo mejor hay alguien recogiendo
piedras para tirarlas sobre el tejado que protege tu futuro, y tú simplemente
no le abres la puerta por miedo a que sea ese alguien que se pasó el pasado
soñando algo a lo que te pareces y, ahora, su sueño se desvanece porque tú no
abres los ojos.
Abre los ojos, pero siempre
para mirar hacia delante, y que los errores del pasado así como los aciertos te sirvan de base, apoyo y
trampolín para luchar por lo que de verdad merece la pena tener.
¡Sé valiente, no tonto!
¡Lucha, no esperes!
¡Sueña, pero no dormido!
-M
No hay comentarios:
Publicar un comentario