En el colegio
tuve un profesor que creó la teoría de
las 35 páginas. Decía que él se leía un libro hasta la página 35, si
entonces le había gustado algo, seguía. Si, por el contrario, no veía o había
visto nada en él, lo dejaba. “En mi casa
tengo una estantería llena de páginas-35”.
Y es
que, para leer, cada uno tenemos nuestra forma de actuar.
Los hay
quienes ven la portada del libro, su contraportada, y entonces juzgan si les
gusta o no. Ya si eso lo abren. Ese tipo de gente me pone de los nervios: los superficiales, los que eligen los
cereales por el color y no por el sabor, incomprensible.
Algunos
son algo más valientes e inteligentes- no lo suficiente- y deciden abrirlo y
juzgarlo con fundamento. Varios desistirán en cuanto vean cosas que no les
gustan, un mínimo defecto, porque no existe el libro perfecto, y se rinden. Ya abrirán
otro.
No se
dan cuenta de que lo que ahora es defecto, en diez páginas puede ser virtud. Se
quedan en las primeras páginas y se lo pierden. Cobardes, no hay otra palabra.
Otros van
viendo conforme avanzan que casi todo lo que hay les gusta, y lo que no les
gusta se hace soportable. Quizá te lo termines y no sea tu libro favorito, te
habrá gustado pero no querrás repetir. Una vez que lo dejas, repetir es de
pobres. Porque a veces no basta con que un libro sea bueno para que sea tu
libro.
Porque tu
libro no acaba nunca. Sabes que está
ahí para leerlo mil millones de veces. De él aprendes cada vez más y lo pasas
cada vez mejor. No, no es el libro
perfecto, ya hemos dicho que no existe, pero hasta el detalle “menos
bueno” lo estás esperando con ansia.
Cuando encuentras
un buen libro, lo lees y lo relees, aun conociendo esas partes que te gustan
menos.
Lo mismo
pasa con las personas. Poco a poco vas descubriendo las partes que te gustan
más, las que te gustan menos y las que te enamoran. Y a esas personas las
relees, porque cuando una persona te gusta, hasta el más mínimo detalle malo se
hace soportable, y los buenos se hacen cada vez mejores. Y no tienen por qué ser el
libro o la persona los que cambien, eres
tú.
Porque enamorarse
es como llevar un peluquín. Tú lo sabes, los demás te lo notan.
Y recuerda,
a nadie le enamora un libro por su portada y a muy pocos desde la página uno. No
seas un superficial ni un cobarde.
Los libros,
como a las personas, hay que trabajarlos, ¡a
la mierda la teoría de las 35 páginas!
Uno de los que mas me gustan. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarserá que siempre me gustaron mucho los misterios, pero no cuando no los puedo resolver, eso es lo que más me gusta de las personas, que hay que trabajar para descubrirlas, igual es por su parecido con los misterios.
¡Muchísimas gracias M! Al final, los misterios que deben ser resueltos acaban siéndolos, y los que no será porque no merece la pena conocer la verdad. Como con las personas.
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