Si buscamos en el diccionario de
la Real Academia Española, aprendemos que la amistad es “afecto personal, puro
y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el
trato.” Palabras, solo palabras. Es imposible definir bien un concepto como la
amistad utilizando tan pocas. Yo lo voy a intentar, extendiéndome y, por
supuesto, subjetívamente.
La amistad es aquella relación de
la cual surge un sentimiento hacia una persona. Un sentimiento que derrocha
cariño, lealtad y confianza como puntos más destacables.
Tu amistad con una persona va a
depender de cómo te integres en ella, del modo en que dediques el tiempo a esa
persona. En otras palabras, hacer nuestras sus cosas. Esto se puede comprobar
en el momento en que el ánimo de la otra persona no fuera el deseado, es
entonces cuando te das cuenta de qué es lo que estarías dispuesto a hacer por
otro, ese pinchazo por dentro de que dicha persona, por cualquiera que sea el
motivo, no es feliz, no está contenta. Si realmente es tu amigo, no te costará
lo más mínimo volcarte en él. Al haber hecho tuyo el problema de un amigo,
pelearás al máximo por arreglarlo. Dicen que los amigos de verdad se cuentan
con los dedos de una mano. Lo que una amistad verdadera supone abarca tanto que
es imposible tener muchos amigos de verdad. Personas a la que quieras y
aprecies siempre habrá muchísimas, pero gente que lo daría prácticamente todo
por ti, no.
El primer punto, el cariño, lo
define la RAE como “Inclinación de amor o buen afecto que se siente hacia
alguien o algo.” Seguimos con las meras palabras.
Digamos que es más bien el
resultado de cuando ambas partes ponen de su parte, cuando ves lo que una
persona haría por ti, cuando ves que siempre vas a tener a una persona para lo
que necesites. Es ahí cuando verdaderamente tienes cariño y aprecias a una persona.
Una persona en la que, en un momento de tristeza, no dudas en apoyarte en él y
desahogarte, es ahí cuando surge ese cariño. La confianza es un fenómeno que se
consigue con hechos, simplemente siendo creíble, que no duden de ti, que
aparezca esa tranquilidad en la persona al contar algo o consultar algo o pedir
un consejo o soluciones. Dicen que la confianza se tarda una vida en ganar, y
un segundo en perderla.
El segundo punto del que quiero
hablar es el de la lealtad. En este punto gira toda la verdadera amistad, en él
se demuestra verdaderamente la amistad, ya que la lealtad tiene como escenario
para aparecer una situación en la cual uno deja de hacer lo que quiere por
hacer lo que debe, dando por hecho que un amigo está en un aprieto, dando por hecho
que ese amigo te necesita, cosa que está por encima de lo que uno quiere,
dentro de lo que se refiere a este concepto de lealtad. Por mucho cariño que
pueda llegar a haber, si no hay lealtad, no puede llegar a darse una verdadera
amistad.
Cuando se es pequeño se tienen
muchos amigos, pero solo para pasarlo bien. Con el paso de tiempo se alcanza
una cierta madurez y la amistad pasa a ser algo serio. “Los amigos son la
familia que uno mismo puede elegir.” ¿Hay algo más serio que la familia?
Entonces sí que es una amistad verdadera, aquí sí que demuestras, porque tienes
ocasiones para demostrar. Aquí ya cada uno toma caminos y decisiones, y lo hace
de alguna manera, siempre estando de acuerdo con los principios y entorno en el
que se ha criado, claramente porque es lo que uno cree que le va a hacer
feliz o le va a venir mejor a sus amigos y a sí mismo. Con más edad ya es
cuando empiezas a plantearte tu futuro, un futuro en el que dejarás mucho atrás
para conseguir un buen puesto de trabajo para, en la mayoría de los casos,
formar una familia. La sociedad tiene más que aprendida que el dinero no da la
felicidad, pero sí te da esa capacidad de sacar una familia adelante y
permitirte lo mejor para ella. Esto es un cambio natural de las personas, por
eso insisto en que esta época de la vida es para forjar buenos amigos, y
conseguir que esos amigos se mantengan siempre, aun que el único que lo sabe es
Dios, con la libertad que nos ha regalado y el destino que nos ha inculcado a
cada uno.
Cuando formas una familia, sigues
teniendo amigos, pero la amistad no estará al mismo nivel que en la edad en la
que estamos ahora, la vida da muchas vueltas en las que pueden pasar muchísimas
cosas, es lo que se llama futuro incierto, nadie sabe lo que va a pasar, cómo
va a ser su vida dentro de 20 años. Yo estoy siguiendo estas reflexiones, y
tengo unos amigos y amigas de quienes estoy orgulloso, me alegro de haberles
conocido y de llevarme así con ellos, así que aprovecharé al máximo esta época
de la vida que me ha dado Dios.
Porque dentro del regalazo que es
la vida, la amistad es el regalo más especial.
Autor: Miguel Moreno Lapuente
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